 
Y’ el 21 Febrero 1992 Cuando los Juegos Olímpicos de invierno de Albertville, en Francia, el italiano Cruz país esquiadora Stefania Belmondo ganó el título olímpico. Las cruces de piamontés de 23 años el 30 km de la prueba 1:22:30:1: un resultado único, para quien se convertirá en “Wren de la nieve”. Hoy en día una victoria épica, casi veinticinco años después, toma contornos fabulosos: una chica joven y tímida, de Constitución delgada que, procedente de un pequeño pueblo en el Valle Stura, provincia de Cuneo, Se las arregló para derrotar a aquellos que habían dado a los gigantes del fondo. En ese marzo de 30 km entre los árboles y bosques nevados, Stefania demuestra una fuerza y el coraje de Lalani, ganando la victoria. Ella pone en práctica lo que era el verdadero espíritu del deporte, sobre todo en competiciones extenuantes como esquí de fondo, es decir, seriedad en la formación, Inteligencia al verter en las fuerzas, sin por supuesto haciendo uso de las drogas mejoran el rendimiento y mucho corazón, pero tanto, pero apenas como mucho. Sí, Es porque ahora ese espíritu hemos perdido: seriedad en la formación, “limpieza” deportes y moral es términos en desuso en la mayoría de los deportes ahora: de esquí ciclismo, pasando por la marcha y llegando a atletismo. Con frecuencia hay nuevos escándalos sobre descubrir nuevo doping sustancias que debían para eludir los controles, seguido por tantas excusas torpes por los atletas que han tomado o mea culpa tanto inútil como triste. Las consignas son ahora a ganar a toda costa, por todos los medios, obtener la máxima visibilidad para aumentar el número de patrocinadores y aumentar sus ingresos. Ello erosiona el espíritu del deporte (Dejamos que la Miss lo importante es participar, no ganando) y entonces sucede, como en esta ocasión, no que cuando mencionamos a los atletas que han hecho extraordinario y logros deportivos irrepetibles tan reflejaban un sentimiento de amargura en ese momento estar de vuelta.
Roberto Rossetti