“Un hombre está al mando de la carrera, su camiseta es blanco-luz azul, su nombre es Fausto Coppi”
Así Farney abre el comentario de la tercera etapa del tour de Italia de 1949, La cuña – Pinerolo. Ese día Fausto Coppi viajará solo 192 km subir cinco puertos alpinos: el Colle della Maddalena, el Col de Vars, la Col D'izoard, el Montgenèvre y Sestriere. Ese día el ciclista Piamonte gana el tour de Italia,para entrar en la leyenda. Desde ese día será el gran Fausto, el campeón. Cuando una persona entra en la historia del mito de las fronteras del espacio y el tiempo se desvanecerá, entonces ya no cuentan los títulos, la maglia rosa, Magia amarilla, cuenta sólo la imagen de un hombre que sólo, en la niebla, escala las montañas. Ese corredor, en la niebla, Fausto fue que podría percibir ese aliento a diferencia de otros corredores, producido por la caja torácica distorsionada que le garantiza una mayor oxigenación y luego de esa nariz tan sombrío durante el esfuerzo máximo que comics fueron mejores que en la realidad. Sólo, Coppi, escalar una montaña tras otra en la memoria de la lucha de la joven campeón por Biagio Cavanna, de ese coche a quien naturaleza había quitado el don de la vista, pero da una sensación genial y gracias a esas manos, tocar las piernas de Coppi, descubierto la muestra. Coppi es hoy una emoción, la misma emoción que Italia de posguerra que, Finalmente, Gracias a la bicicleta podría regresar al sueño grande, para ganar, Gracias a ellos. Coppi e Bartali, Fausto y Gino. Conseguir su, siempre antes de, siempre primera, siempre amigos, siempre rivales, llegar juntos a las montañas que cuentan. Bartali, personas mayores de ahora, Dijo que Dios le permitió seguir viviendo sólo para mantener recordar al mundo que fue Fausto Coppi. Gino nos cuenta cómo un hombre tímido, Reservados, Ningún amante de la vida de moda, Centro de atención, un hombre de cuyas manos podía reconocer su pasado y su familia de campesinos, un hombre que siempre ha luchado, cada metro de cada etapa de cada ronda. Sólo, Coppi, escalar una montaña sobre la mano, en otro recuerdo, el final de la guerra, al montar en una bicicleta vieja navegó hasta la casa de Italia, Cuando un carro las ruedas de bicicleta se deforme y enderezó para arriba con golpes de piedra, Subimos por la silla de montar y llegó a casa. Sólo, Coppi, escalar una montaña sobre la mano, en memoria de la vergüenza de las leyes que han castigado su adulterio y amor “Dama blanca”. Sólo, Coppi, escalar una montaña sobre la mano, en nuestra memoria que sólo podemos conseguir de eso blanco celestial suéter en ver llegar el bordillo” y grito “Ir a Fausto”.
Roberto Rossetti